En un post anterior comentábamos la importancia de vivir la vida desde el presente para aprovechar al máximo todos las oportunidades que éste nos ofrece. Es cierto que es mucho más fácil decirlo que hacerlo pero no es menos cierto que las continuas excursiones de la mente hacia el pasado y el futuro acaban consiguiendo que nos olvidemos de disfrutar el momento y además, si estas actitudes se mantienen de forma persistente, pueden llegar a crear estados crónicos de infelicidad.
Simplificando mucho (muchísimo) todos los posibles matices me he atrevido a elaborar una clasificación de los individuos atendiendo a la pulsión de desplazamiento temporal más dominante en sus mentes.
1. El nostálgico.
El nostálgico vive permanentemente anclado en el pasado regocijándose en recuerdos pasados y ligando su identidad a él. No sólo se olvidan de valorar y disfrutar el presente sino que suelen despreciar cualquier propuesta relacionada con el futuro o simplemente son indiferentes a él.
2. El depresivo.
Se envenenan el alma recordando todas las desgracias que les han ocurrido en el pasado o fantaseando con aquello que pudo haber sido y no fue. Su pena crónica les impide hacer planos de futuro y el presente no es más que la plataforma desde la cual regodearse con su desgracia. Los casos más agudos suelen derivar en casos serios de depresión.
3. El insatisfecho
El insatisfecho deposita todas sus esperanzas en el futuro olvidándose de todo lo bueno que le ha pasado. Por muy bien que le vayan las cosas siempre seguirá depositando su felicidad en el futuro. El presente pasa a convertirse en una eterna antesala para el éxito que “ha de venir” y claro , cómo el futuro cuando llega se convierte en presente el resultado es que esa supuesta felicidad quedará para siempre perdida en ese futuro tan imaginario como inexistente.
4. El temeroso.
La principal tarea del temeroso es pasar miedo. Le asusta todo lo que le pueda pasar en el futuro sin pararse a pensar (y menos a disfrutar) sobre todo lo bueno y estupendo que le está pasando en el presente o le ocurrió en el pasado. Su mente se autocastiga fantaseando con infinidad de calamidades que le pueden ocurrir tanto a corto plazo como en el futuro más lejano. El resultado es que la vida acaba convirtiéndose en una auténtica tortura dominada por el temor.
5. El iluso.
El iluso se regodea con lo que le ha pasado y mira al futuro con optimismo. Aparentemente puede parecer un tipo feliz pero en realidad la vida se le escapa recordando y contando a los demás lo bien que lo pasó y haciendo planes sobre lo que le espera en el futuro. Rara vez se paran para concentrarse en el momento presente. Cuando están haciendo algo ya están pensando en lo que van a hacer a continuación. Es como si temieran encontrarse con algo oscuro, o peor, con su propio vacío si se paran a pensar en el instante presente. Son los eternos huidores del momento presente.
6. El amargado.
Son los individuos más desgraciados de todos. No sólo se lamentan continuamente de sus pasado sino que proyectan continuamente futuros miserables y por supuesto ignoran totalmente la existencia del presente que sólo utilizan para seguir regodeándose en su dolor. Son presa de la desesperanza. En casos leves viven en una continua y devastadora distimia y en casos graves pueden desembocar en depresiones severas o en suicidio.
7. El expectante.
El expectante considera que todo lo que le ha ocurrido no es lo suficientemente bueno y deposita todas sus esperanzas en el futuro mientras que mira con desdén o tristeza a su pasado lamentándose de todo lo que no ha salido como él quería (y minimizando las cosas positivas). Siempre cree que lo bueno está por llegar y se frustra cuando el futuro que se convierte en presente nunca cumple sus expectativas.
8. El ansioso.
El ansioso ve siempre al futuro como una amenaza y utiliza el pasado, que tiende a idealizar, cómo un refugio al que huir ante la ansiedad y el nerviosismo que le provoca la incertidumbre del futuro.
9. El iluminado
Dentro de este contexto, el iluminado es la persona que se ha hecho consciente de la irrealidad del pasado y el futuro y solamente viaja mentalmente a ellos con fines lúdicos o eminentemente prácticos (recuerdo y planificación) mientras que el grueso de sus existencia lo pasa siendo y gozando en el presente.
¿Con cuál de los modelos expuestos te identificas más?. El objetivo para a alejarse del sufrimiento y disfrutar de una vida plena sería tender al modelo iluminado, si bien es algo que requiere disciplina y férreo entrenamiento.
Me gusta el estado del iluminado (aunque no entiendo muy bien porque has elegido ese nombre...) Creo que un estado de autoconsciencia plena en el presente es lo que nos hace vivir más intensamente y mejor nuestra propia realidad y la de nuestro entorno. Aunque hay etapas de la vida en que es difícil mantenerla... Gracias por recordárnoslo!
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