lunes, 7 de octubre de 2019

Espacios de transición


Siempre me ham llamado mucho la atención los espacios de transición. Esos espacios que no han sido diseñados para ser el emplazamiento de nada sino como punto de transición espacial o temporal entre dos lugares o estados.
Dichos espacios están destinados a no llamar la atención de nadie. Su destino es pasar desaparecidos o tener únicamente una papel operacional dentro de la memoria pero como mero intermedio entre dos elementos con importancia singular. Son lugares que no importan a nadie

A esta categoría pertenecen los intersticios, los recovecos, los resquicios, los márgenes, las esquinas, los contactos tangenciales.

En la  categoría espacial estos lugares están representados por los pasillos, los corredores, las esquinas, los puentes, las periferias de los barrios, los límites entre una población y otra, los descansillos de escaleras y también los llamados “no lugares” como aeropuertos, estaciones, gasolineras o salas de espera. Son espacios que están destinados a ser espacios de tránsito, en los que el sujeto permanezca solamente de forma provisional. Son eso lugares que, si estás allí, es porque no quieres estar allí que está claro que solamente son sitios de paso en tu vida.

En la categoría temporal estos lugares estañan representados por los edificios abandonados, por los solares que están a la espera de que se decida un uso para ellos, por los muros pintarrajeados que aguardan que alguien los limpie. En definitiva por todos aquellos lugares que se hallan en un paréntesis temporal entre dos estados que están llamados a dar una definición y una función al espacio en sí. 

También en un marco temporal, pertenecerían a esta categoría los momentos de nuestra vida en los que no tenemos asignado una acción en concreto. Los tiempos de espera, de inactividad y de transición entre dos partes de nuestra biografía que pueden considerarse significativos. Aquellos instantes de nuestra vida que, si fuera representada por una melodía musical, corresponderían a los silencios.

El caso es que es en eso lugares, espaciales, temporales y mentales donde suelo encontrarme más sereno y también más a gusto y sosegado. No se si tendrá algo que ver que he vivido siempre en lugares del extra-radio, en lugares en los márgenes pero el caso es que esos lugares sin definición en los que reina la ambigüedad es donde consigo conectarme más con el mundo y conmigo  mismo.