sábado, 25 de mayo de 2013

El sexo y la conversación



Hoy me gustaría hablar de dos actividades humanas que durante siglos han cohabitado bastante unidas aunque rara vez solemos relacionarlas. Se trata del sexo y la conversación. Concretamente me gustaría hablar de las ventajas de una frente a la otra.
Pienso que las ventajas del sexo frente a la conversación son evidentes para cualquiera y no merece la pena insistir en ello, sin embargo pocas veces nos paramos a pensar en las ventajas que tiene la conversación, como actividad de relación humana, frente al sexo, y pienso que hacer este tipo de ejercicio de reflexión puede ser interesante...vamos a ello.


  • Orientación sexual: Para practicar la conversación no estamos atados a eso que ha convenido en llamarse "orientación sexual" y que, en la práctica, hace que la mayoría de nosotros descartemos a un montón de personas para tener sexo. Sin embargo podemos practicar la conversación con personas de cualquier orientación sexual sin distinción de género y eso nos abre un montón de estimulantes posibilidades al multiplicarse por mucho nuestros posibles compañeros conversacionales.
  • El aspecto físico: No nos engañemos, el aspecto físico tiene mucha importancia a la hora de escoger un compañero sexual. La mayoría de nosotros siempre exige un mínimo de presencia de nuestra potencial pareja. Sin embargo muchas personas que descartaríamos para escarceos eróticos pueden seguir pareciéndonos muy atractivas para mantener una conversación interesante. De hecho, a veces, el aspecto grotesco de alguien contribuye a dar más profundidad a la conversación y a que deje una huella emocional más profunda en nosotros. Es cierto que hay personas que descartaríamos como conversadores, pero definitivamente el número de ellas es bastante menor que las que rechazaríamos como compañeros de lecho.
  • La edad: Para establecer relaciones sexuales es normal establecer unos límites de edad especialmente por abajo. En la práctica de la conversación esos límites también existen pero se dilatan mucho más. Es posible mantener una conversación amena con personas muy jóvenes y muy mayores y la diferencia de edad, salvo en casos extremos, no tiene mayor importancia. La diferencia de edad entre dos personas que conversan puede modular el contenido de la conversación pero no necesariamente su calidad.
  • Tono físico: Para practicar sexo hay que tener una mínima condición física, e incluso en el caso de personas sanas la duración de un sesión raramente excederá la media hora (lo del cine erótico es un camelo, no os lo creáis). En cambio podemos estar horas conversando con una condición física mucho menos exigente y, si la conversación es buena, apenas notaremos cansancio sino que, muy al contrario, el tiempo parecerá pasar más rápido.
  • Prácticas en grupo: Tanto el sexo como la conversación pueden practicarse en solitario, sin embargo practicar sexo en grupo es más complicado. No todo el mundo está dispuesto a ello. Suponiendo que nosotros mismos no rechacemos esta variante, nos costará encontrar grupos de personas que se presten a hacerlo con asiduidad. Sin embargo practicar la conversación en grupo es una actividad muy placentera a la que casi todo el mundo está dispuesto a participar a cualquier hora del día y gran parte de las de la noche.
  • Fidelidad: En nuestra sociedad, un buen porcentaje de la población promete fidelidad sexual a sus parejas sentimentales. Afortunadamente esto no ocurre con la conversación. ¿Os imaginais que horrible sería no poder charlar más que con nuestra pareja? Afortunadamente podemos conversar tan promiscuamente como deseemos. Podemos incluso establecer conversaciones con desconocidos (que además suelen ser de las más tonificantes) en casi cualquier lugar, en la calle, la estación de tren, una cafetería..Al volver a casa podemos comentárselo tranquilamente a nuestra media naranja y no pasará absolutamente nada...Salvo en los casos de celos patológicos, en esos casos cualquier actividad realizada con otra persona será motivo de conflicto, pero claro, ahí ya estamos hablando de situaciones excepcionales.
  • Inmediatez: Enlazando con el punto anterior, se puede establecer una conversación con un desconocido de inmediato y casi nunca seremos rechazados de entrada. Otra cosa es que el desconocido quiera prolongar más o menos la charla, pero al menos las primeras frases las tenemos aseguradas. No es habitual, por otro lado, encontrar a personas que estén dispuestas a tener una relación erótica de buenas a primeras. Aún en el supuesto de no sufrir un rechazo es muy común que nuestra potencial compañía exija un mínimo tiempo de relación antes de meterse con nosotros bajo las sábanas.
  • Aceptación social: Al contrario de lo que ocurre con el sexo, la conversación está socialmente muy aceptada. Podemos alardear de conversar frecuentemente sin sentirnos culpables y sin levantar murmuraciones. En cambio la práctica sexual debe realizarse bajo condiciones muy concretas para no escandalizar, y aún así, los detalles de su ejercicio suelen circunscribirse al ámbito íntimo. A (casi) nadie se le ocurre alardear de sus habilidades eróticas en un encuentro social en el que los asistentes no sean de absoluta confianza, y si lo hace, se expone a que su comportamiento sea afeado. Un buen conversador, por el contrario, es más apreciado en una reunión o un evento público que el tímido que permanece callado y sin abrir la boca en todo momento.
Después de este repaso podría parecer que el sexo apenas tiene ventajas frente a la conversación. Lo cierto es que tiene muchas, pero principalmente destacaría dos.
  • La intensidad: Lo normal es que la intensidad física y emocional que provoca un encuentro erótico sea mayor que la que provoca una charla. En general esto suele ser así -en igualdad de condiciones-, pero muchos estaremos de acuerdo en que una buena conversación puede llegar a ser más satisfactoria que un orgasmo mediocre.
  • El idioma: la pega que tiene la conversación es que requiere que ambas personas hablen el mismo idioma, o al menos dos muy parecidos, sin embargo podemos practicar sexo placentero con alguien aunque hable una lengua completamente diferente a la nuestra.
imagen: Creative Commons