miércoles, 23 de enero de 2019

Los límites del yo


El otro día mi hija y mi esposa analizaban un montaje fotográfico que habían realizado para unirse a uno de esos "challenges" absurdos que se han vuelto tan populares últimamente en las redes sociales. En este caso se trataba del #tenyearchallenge que consiste en crear un montaje con una fotografía nuestra actual en la parte derecha y otra de hace diez años en la parte izquierda. (que sigo sospechando que quizá no sea más que una iniciativa de las compañías para mejorar los algoritmos de reconocimiento de rostros)
Mi mujer y mi hija decidieron hacer este reto juntas y en la fotografía aparecían ambas en 2009 y 2019 respectivamente. Tan pronto tuvieron el montaje listo mi mujer dudó en publicarlo, no le gustaba el resultado. En el caso de mi hija era evidente el paso de niña a jovencita lozana pero en el de mi esposa los años habían "redondeado" los rasgos de su cara dándole un aspecto que no le convencía.
Yo miré la fotografía y exclamé "estáis muy guapas las cuatro". Enseguida me sorprendí de mi propio pensamiento y empecé a reflexionar sobre él. ¿Por qué había dicho "las cuatro"? Estaba claro que me refería a mi hija y mi mujer en el presente y sus equivalentes en el pasado, es decir de alguna manera no tenía sentido referirse a las "cuatro" cuando claramente eran sólo dos personas, pero a la vez sí tenía sentido porque lo que yo quería expresar es que las cuatro personas que aparecían en el montaje eras bellas cada una por sus propias características aunque en realidad pertenecieran a dos "yos" que eran los mismos individuos.

Esto me hizo reflexionar acerca de los límites del "Yo". Hace ya mucho tiempo que tengo claro el carácter ilusorio y mítico del "Yo" antes incluso de leer a Rodolfo Llinars que me despejó la pocas dudas que me quedaban acerca de este tema. Sin embargo los límites del yo es algo que me sigue fascinando.

Está claro que yo soy, desde un punto de vista biográfico o jurídico, la misma persona que el yo de hace 5, 10 o 20 años sin embargo desde un punto de vista de características psicológicas estamos hablando de individuos diferentes, con muchos rasgos comunes obviamente, pero diferentes en muchos aspectos. No eres ni siquiera exactamente igual al mismo/a que eras hace venticuatro horas. No obstante si una persona se encontrara con el yo que eras ayer y tu yo de hoy en la misma sala probablemente no notaría ninguna diferencia. Ahora bien, si se encontrara con tu yo de hace 10 años y con tu yo actual en la misma sala las diferencias serían más que evidentes y no solamente desde el punto de vista físico sino que tras una breve conversación podría detectar matices distintos. Ya no hablemos si comparáramos a tu yo niño, tu yo adolescente y tu yo anciano.

Por lo tanto desde el punto de vista temporal podríamos considerar que durante la duración de una vida son varios los "yoes" que ocupan nuestra identidad. Los "yoes" más viejos incluyen a los más jóvenes a modo de matrioskas rusas. Dependiendo de cada individuo las transiciones de un "yo" a otro serán más degradadas o más abruptas. Todas las personas evolucionan, pero algunas protagonizan hechos clave en su vida que por su importancia o por su carácter traumático marcan un antes o un después en la vida de esa persona y por lo tanto en la propia definición psicológica de esa persona. Dicho de otra forma, en algunos individuos podemos marcar de modo más nítido el cambio de un "yo" a otro mientras que en otros esas transiciones serán más suaves.

Hasta aquí estamos considerando el tiempo como elemento para establecer los límites del yo pero a la que se indaga un poco descubrimos que no es ni mucho menos el único criterio para poder marcarlos. Expongo aquí solamente unos cuantos.

Rol: Hay personas que mantienen un "yo" estable a través de todos los roles que desempeñan a lo largo del día pero no suele ser lo más habitual. Muchas personas cambian completamente su forma de hablar, de actuar y hasta de pensar cuando están en un ambiente profesional, familiar, festivo, académico etc ( eso sin contar a los jugadores profesionales de rol). ¿Hasta qué punto estamos hablando de la misma persona o de una múltiple personalidad no patológica?

Entorno digital: El entorno digital esta entrando con fuerza en las vida de muchas personas, jóvenes y no tan jóvenes. Las RR.SS ocupan parte creciente del tiempo nuestros días.  ¿Hasta qué punto hemos delegado a nuestros dispositivos parte de nuestro ser? Ponemos nuestras fotografías en la nube, contamos intimidades en las redes y en los blogs que hace unos años ni siquiera nos habríamos atrevido a escribir en un diario personal. ¿Esa parte de nosotros que ya no está en nuestros cuerpos sino almacenada en servidores también es parte de nuestro "yo"? A juzgar por el interés que las empresas tienen en acceder a esa información (para conocernos mejor y vendernos cosas) parece ser que sí.  Ya he oído demasiadas veces y de distintas personas  la expresión "cuando me olvido el smartphone en casa parece que me falta parte de mi mismo". ¿Y tú? ¿Qué tal te sientes cuando te desprendes de todos tus cachivaches y redes digitales? ¿Si mañanas cerraras para siempre todas tus cuentas de redes sociales seguirías notarías alguna diferencia?

Interior/exterior: En muchas ocasiones (en la mayoría de ocasiones diría yo)  la persona con la que hablamos interiormente tiene muy poco que ver con la persona que interactúa con los demás. Tendemos a mostrar un personaje cuando nos mostramos en sociedad que es distinto al personaje con el que mantenemos nuestro diálogos interiores. ¿Cuál de ellos es el auténtico? Mi opinión es que aunque ambos tienen algo de nosotros ninguno de ellos es nuestro auténtico yo.

De hecho pienso que no existe algo así como "el auténtico yo", una "esencia" pura que se concibe en muchas corrientes espirituales. Más bien pienso que el "yo" es el resultado emergente de la mezcla e influencia de todos esos "yoes" parciales que  hemos citado más la importantísima adición del subconsciente que también determina de forma decisiva como somos y que, por su propia definición, no es accesible al nuestra parte consciente. Obviamente existe una coherencia entre todos estos "yoes" pero ninguno de ellos es el verdadero, de forma parecida a como nuestros órganos vitales funcionando en consonancia forman nuestro cuerpo pero ninguno de ellos representa a nuestro cuerpo en solitario.

En todo caso que mediante la introspección, la observación y otras herramientas de autoconocimiento quizá sea posible poder tener un mapa cada vez mejor definido del paisaje de nuestro yo  incluyendo sus fronteras. Pero es necesario ser humilde, honesto y generoso para aceptar todas las aristas que puede mostrarnos, que no siempre serán agradables. Solamente así podremos llegar a ser conscientes de los límites de todos los "yoes" que componen nuestro ser.